28 diciembre 2022

Biblioteca Juvenil.


Como mi primera novela se puede encuadrar en la categoría "juvenil", me ha dado por recordar los libros de ésta que leí hace ya tantos años. Yo leía mucho y es algo que trato de inculcar a mis hijos, pero hoy en día es muy complicado conseguirlo; es más fácil postrase ante una pantalla, qué duda cabe, pero hay tantas cosas que aún no salen en ellas...


¿Recuerdas cuando se solía decir "el libro es mejor" al salir de una película? Enrealidad, no se trata de qué es mejor, sino que un libro te da la oportunidad de aportar la imagen a lo que lees, cosa que no tiene rival en lo que una persona en concreto haya podido plasmar en una película. Al margen quedan los cambios, a veces necesarios, otras veces, no tanto; pero digamos que, en situación de igualdad, el libro siempre va a ganar.

Recuerdo con especial cariño la Biblioteca Juvenil de Salvat. Eran 100 novelas de longitud variable, que englobaban a multitud de autores de diferente estilo, pero todos centrados en las historias juveniles. En esta biblioteca, escribo de memoria, pues no son horas de subir a buscarlos al desván... En esta biblioteca, decía, había títulos tan conocidos que llegarían a tener su versión filmográfica, como La Historia Interminable y Momo, de Michael Ende, Una arruga en el Tiempo, de Madeleine L'Engle, El Mago de Oz, de Lyman Frank Baum o Un Puente a Terabithia, de Katherine Paterson. Todos ellos mejores sobre el papel, aunque el tiempo y la impresión causada me hicieron olvidar el último, lo cual se encargó la película de remediar y de volver a hundirme en la miseria.


También había hueco para las sagas. La Trilogía de los Trípodes, de
John Christopher, cuyo nombre jamás olvidé, ya que intenté encontrar más escritos por él; tanto me gustó. Todos los de El Pequeño Nicolás, de Sempé y Goscinny, para mí, una modelo de cómo hablar a través de un niño pequeño que descubre el mundo junto con sus compañeros de clase. Yel dúo de novelas de Judith Kerr Cuando Hitler Robó el Conejo Rosa y La Batalla de Inglaterra...


Son muchos, muchísimos, si te paras a pensar. Van saliendo uno tras otro y ahí te das cuenta de todo lo que habías alojado en un rincón de tu cerebro esperando un nuevo despertar que, quién sabe, quizá pueda aprovechar para recuperar, ahora que tengo a quienes les puedan interesar.


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